El problema de las infecciones por Legionela cobra importancia por el aumento de casos en todo el mundo, debido a la frecuente contaminación de las fuentes de agua donde anida la bacteria y a la dificultad de controlarla con una adecuada prevención ambiental.
La legionela vive en los ambientes acuáticos naturales como lagos y ríos, en las fuentes termales, en las napas de agua; prefieren aguas entre los 25 y 42° C, pero sobreviven entre 6 y 63° C.
Pertenecen al género Legionella 67 especies de bacterias y aproximadamente la mitad se asocian a la enfermedad en el ser humano. Desde su ambiente natural se desplazan por las instalaciones de agua de los edificios, colonizando grandes estructuras con sistemas centralizados y extensos de distribución del agua caliente, como hospitales, hoteles, centros deportivos y termales, edificios de viviendas y residencias para mayores, con un potencial riesgo para la salud humana. Entre las condiciones que favorecen la proliferación de la Legionella encontramos estancamientos y obstrucciones, presencia de incrustaciones, empalmes y meandros abandonados y presencia de depósitos de almacenamiento del agua.
La forma más grave de la infección es la neumonía aguda, que se manifiesta después de 2 a 10 días de la exposición y se cura con el uso de antibióticos. Corren mayor riesgo las personas de edad avanzada, los hombres, fumadores empedernidos y consumidores de alcohol, las personas que sufren enfermedades crónicas (pulmonares, cardiovasculares, renales o diabetes) o con inmunodeficiencias debido a intervenciones o terapias (por ej. trasplantes de órganos, tratamientos con esteroides y antitumorales).
La enfermedad no es contagiosa, es decir, no se transmite de una persona a otra: no se contrae bebiendo agua, sino por inhalación de aerosoles contaminados generados por duchas, grifos, bañeras de hidromasajes, saunas, torres de enfriamiento, fuentes, sistemas de riego, etc.
Resulta difícil erradicar el germen en un sistema hídrico contaminado, pero si los encargados de gestionar las instalaciones de agua adoptan medidas de control adecuadas, es posible mantenerlo bajo control.
El cuadro general y las precauciones que deben implementarse
Este año el Centro Europeo para la Prevención y el Control de Enfermedades (ECDC) ha publicado los datos relativos a los casos de Legionella registrados en 2020. Ha habido más de 80.000 personas con infección pulmonar. Más del 70% de los casos se produjeron en Italia, Francia, España y Alemania: vale la pena reflexionar acerca de las medidas necesarias para combatir el problema.
El mejor enfoque para minimizar el riesgo de contaminación por Legionella es la prevención, mediante un Documento de Evaluación de Riesgos.
Naturalmente en este artículo queremos concentrarnos en la prevención, profundizando tanto los tratamientos de desinfección más eficientes en la actualidad, como las opciones de diseño más adecuadas para minimizar los riesgos.
Como ya se ha explicado, la bacteria de la Legionela prefiere hábitats acuáticos (artificiales o naturales) cálidos y con aguas estancadas: por tanto, los primeros factores en los que hay que intervenir son la temperatura y el movimiento del agua. En el ámbito hidrotermosanitario, los sistemas con estas características son las torres de enfriamiento, los sistemas para el tratamiento del aire y los sistemas hidrosanitarios, presentes en mayor o menor medida en todos los edificios.
El rango de temperatura más peligroso, donde se evidencia la máxima proliferación de bacterias, va de los 25° a los 50°C aprox.: por tanto, una primera medida de prevención consiste en el correcto distanciamiento y aislamiento de los circuitos de agua caliente y fría.
La importancia de efectuar elecciones tecnológicas correctas
Algunas indicaciones sobre el grosor mínimo que deben tener las tuberías se establecen en el D.P.R. italiano. 412/93: en cambio, respecto a los materiales que adoptar, la elección solo pueden ser los sistemas multicapa.
Pexal y Mixal son dos gamas de tuberías preaisladas de alto rendimiento: en las soluciones multicapa la conductividad térmica es muy inferior a la de las tuberías metálicas y en línea con las de plástico.
En cuanto al estancamiento del agua (meandros abandonados y ramales de servicios no utilizados) se alcanza el objetivo minimizando las predisposiciones para futuras ampliaciones de la instalación y previendo una distribución dentro de los ambientes de redes cerradas, también conocida como distribución "de anillo".
Este tipo de circuito se utiliza a menudo en entornos sanitarios y hoteleros, puesto que evita el estancamiento del agua incluso en los servicios que se utilizan con menor frecuencia. En la práctica, los servicios se conectan a la misma tubería con conexiones en “U” particulares y de esta forma se evitan fenómenos de estancamiento. De esta manera, se crea un anillo que garantiza el flujo continuo de toda el agua del circuito incluso si solo se utiliza en un servicio, independientemente del que sea.
Los conexiones para realizar la red de recirculación están disponibles tanto de latón (Pexal Brass) como de plástico (Bravopress y PexalEasy), para resistir a los principales tratamientos antilegionela (las llamadas intervenciones de choque), que pueden ser de tipo físico - basadas en la desinfección a alta temperatura - o químico (por ejemplo la hipercloración).
Independientemente del diseño elegido, es fundamental que las intervenciones no se limiten a la desinfección de un sistema ya contaminado: por el contrario, es indispensable planificar periódicamente tratamientos de desinfección en un Documento de Evaluación de Riesgos.