VMC y deshumidificación

La Ventilación Mecánica Controlada (o VMC) es una de las soluciones de instalación más utilizadas en la construcción de los edificios modernos. Existen múltiples razones para ello: desde la creciente atención a la calidad del aire interior y el perfil energético del edificio, hasta la simple necesidad de monitorizar y controlar la presencia de contaminantes en el intercambio continuo de aire.

Naturalmente, esto también se aplica a la recalificación de edificios: la reforma contemporánea transforma el edificio en una envoltura hermética para evitar cualquier dispersión de energía.

Por supuesto, hay que considerar las consecuencias, ya que de este modo es inevitable que las sustancias potencialmente nocivas o contaminantes permanezcan en los espacios tan perfectamente aislados. Y dejando de lado por un momento el dióxido de carbono, el formaldehído, el gas radón y otros agentes que pueden resultar peligrosos para la salud, no hay que cometer el error de subestimar una presencia aparentemente banal, pero que prevalece en casi cualquier ambiente: la humedad.

¿Por qué es tan importante?

La humedad depende de la cantidad de vapor de agua contenida en una masa de aire. Su presencia y concentración derivan en gran parte de las actividades diarias: basta pensar que solo la permanencia de una persona en un ambiente cerrado produce, en una hora, aprox. 40-50 gramos de vapor de agua. O que cada vez que cocinamos generamos casi un kg de vapor por cada hora de ebullición. Y una única ducha produce casi el doble.

Vapor de agua

Por tanto, es facilísimo alcanzar niveles de humedad muy altos en cualquier ambiente cerrado, si no se renueva el aire de la forma adecuada. Las altas concentraciones de humedad tienen varios efectos no deseados, no solo para las personas, sino para el edificio.

La condensación, por ejemplo, es una consecuencia directa de la humedad. Y, como todos sabemos, suele ser el principal factor relacionado con la aparición de moho en paredes y techos. Sin embargo, la humedad también puede filtrarse en el interior de las estructuras, afectando significativamente a las características de transmitancia térmica y repercutiendo negativamente en las prestaciones energéticas del edificio.

Entre los agentes potencialmente nocivos más frecuentes en nuestros hogares, a menudo subestimamos los más comunes - es el caso de la humedad: sin embargo, las consecuencias de un ambiente excesivamente húmedo todos las conocemos a la perfección: por ejemplo, el moho en paredes y techos.

Pero la consecuencia más evidente de las altas concentraciones de humedad, se evidencia en la percepción de la temperatura y, por consiguiente, en el confort. ¡Con una temperatura de 30 °C y un índice de humedad del 50%, la temperatura percibida asciende a 36 °C. Con un índice de humedad del 80% la temperatura alcanza los 43 °C!

Por ello, se debe extremar la atención a las soluciones para controlar los niveles de humedad durante el diseño de un edificio.

Las soluciones de instalación

La instalación de deshumidificadores alimentados por agua, o por un circuito interno de refrigeración, constituye el primer elemento para gestionar las variaciones de los valores de humedad interior. Esta solución también está perfectamente indicada cuando hay sistemas de refrigeración por suelo, no solo por una cuestión de confort, sino para evitar cualquier condensación en las superficies de los suelos.

Sin embargo, la solución más completa sigue siendo la instalación de un sistema de ventilación mecánica controlada con tratamiento de deshumidificación. De este modo, un único sistema se ocupa tanto de renovar el aire del ambiente, como de la deshumidificación, cuando es necesario.

Nuestras soluciones son Maxima, Isoterma e Idronica.

VMC con deshumidificación

Todos los modelos - disponibles en versiones horizontales para falso techo y verticales para central térmica con distintos caudales de aire - permiten combinar la renovación de aire, la filtración y la recuperación de la energía térmica con el tratamiento de deshumidificación (y para algunos modelos está disponible la integración térmica tanto en verano como en invierno).

En los modelos Isoterma y Maxima, las unidades están equipadas con un circuito de refrigeración con compresor, que inicia el tratamiento de deshumidificación cuando lo requieren las sondas de humedad conectadas. El modelo Isoterma se ha diseñado para la deshumidificación de tipo isotérmica: es decir, introduce aire en el ambiente a la misma temperatura que el aire ya presente.

En cambio, en el modelo Maxima el proceso de deshumidificación puede ocurrir de dos formas: la isotérmica que acabamos de describir o con integración térmica. En la segunda modalidad, en caso de ser necesario reducir la temperatura interna indicada como temperatura de confort, la unidad (después de haber deshumidificado el aire) la introducirá en el ambiente a una temperatura inferior, para reducir la inercia del sistema de refrigeración y alcanzar más rápidamente las condiciones de confort deseadas.

Por último, el modelo Idronica se diferencia justamente por la incorporación de una batería hidrónica, alimentada con agua entre 7 y 10°C, que se encarga de deshumidificar el aire.

Todos los modelos mencionados incluyen la deshumidificación con recirculación parcial del aire interno. De este modo, el proceso de reducción de la humedad resulta más rápido y se respetan las condiciones de confort establecidas.