La calefacción por suelo radiante es un sistema de calefacción que utiliza la superficie del suelo para distribuir el calor de manera uniforme por toda la estancia. A diferencia de los radiadores tradicionales, no hay diferencias de temperatura apreciables entre las distintas zonas de la habitación.
El calor se transmite por radiación, es decir, ondas electromagnéticas que calientan directamente a las personas y los objetos, creando un confort natural y uniforme.
¿Por qué elegir un sistema de calefacción por suelo radiante?
Hay muchas razones de peso, que podemos resumir de la siguiente manera:
Confort térmico
Gracias a la distribución uniforme del calor desde el suelo hacia arriba, se evita la estratificación térmica. El resultado es un ambiente confortable y constante, sin zonas «frías» o «demasiado calientes».
Estética y libertad de diseño
Al no haber radiadores visibles, el diseño de las habitaciones es más limpio. La ausencia de limitaciones arquitectónicas permite aprovechar al máximo cada metro cuadrado.
Ahorro energético y sostenibilidad
El sistema de suelo radiante funciona a baja temperatura (aproximadamente 30-40 °C), lo que permite un ahorro energético de hasta un 25 % en comparación con los sistemas tradicionales. Además, se combina perfectamente con fuentes de energía renovables, como las bombas de calor y la energía solar térmica.
¿Cómo funciona un sistema de suelo radiante?
El agua caliente circula por unos tubos situados bajo el suelo, calentando el pavimento y difundiendo el calor por radiación, con una distribución natural y constante.
Diferencias con los sistemas tradicionales
En los sistemas de radiadores, el calentamiento del aire crea corrientes convectivas que provocan fluctuaciones de temperatura. La calefacción por suelo radiante, en cambio, distribuye el calor de manera uniforme y reduce la circulación de polvo y alérgenos, mejorando la calidad del aire.
El sistema de calefacción por suelo radiante consta de unos pocos componentes sencillos:
Los tubos
Desempeñan un papel fundamental en la transmisión del calor, especialmente cuando se trata de tubos multicapa (de polietileno y aluminio). Garantizan una larga vida útil del sistema, una barrera infranqueable al oxígeno que elimina el riesgo de crecimiento de algas y una mayor eficiencia térmica en comparación con los tubos de plástico.
El pavimento
Incorpora los tubos y distribuye el calor. Puede tener una inercia térmica alta o baja en función de su espesor, lo que influye en la velocidad de respuesta del sistema.
El uso de un solado más grueso aumenta la inercia térmica, lo que significa que el sistema tarda más en calentarse, pero mantiene la temperatura durante más tiempo. Esto es ideal para quienes pasan mucho tiempo en el interior.
Con un solado más fino, la inercia térmica se reduce y el sistema responde más rápidamente a los cambios de temperatura. Perfecto para edificios modernos o renovaciones, donde se desea conseguir un sistema extremadamente sensible o hacer frente a espesores reducidos que, de otro modo, no serían compatibles con la tecnología radiante.
El panel aislante
Evita la pérdida de calor hacia abajo y facilita la instalación. Hay varios modelos disponibles, lisos o en relieve, específicos para cada escenario arquitectónico.
El colector
Distribuye el agua a los distintos circuitos y equilibra el sistema. Es un elemento fundamental para el correcto funcionamiento y regulación del sistema.
También podemos hacer una simple distinción entre los diferentes tipos de sistemas de calefacción por suelo radiante.
¿Dónde se puede instalar un sistema de suelo radiante?
Un sistema de suelo es ideal para diseñar espacios eficientes desde los cimientos. Permite la integración con todos los sistemas modernos y suele ser sinónimo de optimización energética.
Hoy en día, existen soluciones de bajo espesor que permiten instalar sistemas radiantes incluso en edificios existentes sin necesidad de demoliciones invasivas.
Además, hay una amplia gama de opciones de pavimentos entre las que elegir, sea cual sea su preferencia para el acabado final del suelo.
La calefacción por suelo radiante es hoy en día una opción que deja pocas dudas: apta para cualquier tipo de edificio y cualquier tipo de pavimento, garantiza un nivel de confort y eficiencia energética que simplemente no puede igualar un sistema de calefacción por radiadores tradicional.
Consumo medio en comparación con otros sistemas
El ahorro energético puede oscilar entre el 15 % y el 25 % en comparación con los sistemas tradicionales. Esto depende de variables como el aislamiento del edificio y la fuente de energía utilizada.
La calidad del aislamiento, la temperatura de impulsión, la regulación y el tipo de generador influyen mucho en el consumo. El uso de termostatos inteligentes puede mejorar aún más la eficiencia.
Por supuesto, la fuente de energía que alimentará el sistema también es fundamental. En este caso, hay varias opciones «ecológicas» entre las que elegir:
Bombas de calor
Perfectas para funcionar a bajas temperaturas. Combinarlas con la calefacción por suelo radiante es una de las opciones más eficientes y populares.
Paneles solares
Los paneles solares térmicos pueden proporcionar agua caliente para alimentar el sistema. Los sistemas fotovoltaicos también pueden ayudar a reducir los costes energéticos.
¿Cuánto dura un sistema de calefacción por suelo radiante y cómo se mantiene?
Un sistema bien diseñado puede durar más de 30-35 años. Las tuberías son casi siempre el factor determinante de la longevidad del sistema: las tuberías de alta calidad están diseñadas para resistir el paso del tiempo sin deteriorarse.
El mantenimiento es mínimo. Se recomienda realizar revisiones periódicas del colector, la presión y el generador de calor. Al no haber ventiladores ni filtros, la calidad del aire es mejor y se reducen las alergias.
Mitos a desmentir
Veamos también algunos conceptos erróneos muy extendidos que, sobre todo en el pasado, han contribuido a la confusión sobre la posibilidad de instalar un sistema de calefacción por suelo radiante.
«No calienta lo suficiente»
Falso. El calor se distribuye de forma más eficiente y natural, mejorando la sensación de confort incluso a temperaturas más bajas.
«Tarda mucho en calentar»
Depende del tipo. Los sistemas de baja inercia son extremadamente sensibles y también adecuados para un uso intermitente.
«No es adecuado para suelos de parquet»
Es perfectamente compatible, solo hay que elegir la madera y las técnicas de instalación adecuadas.